Hace unos días iba camino de la ruta del cole con Rodrigo cuando se nos acercó una señora conocida de vista. Rodri inmediatamente se tapó la cara, se giró, se puso a protestar y se intentó tirar al suelo. La señora se acercaba más y más intentando tocarlo, hablándole y eso no hacía más que empeorar la situación. Tuve que explicarle que Rodrigo no la conocía, le había interrumpido su camino y estaba experimentando una «crisis». No creo que acabara de entenderlo porque ya nos ha pasado varias veces con ella…

Esto seguro que os suena a muchos, al igual que os sonará que la gente, al ver a vuestros hijos en plena crisis os digan que son «rabietas, o caprichosos, maleducados», etc…

Y es que algunas crisis de autismo vistas desde fuera se parecen mucho a las rabietas de los niños pequeños, sin embargo son dos cosas completamente diferentes.

Es fundamental conocer en qué se diferencian para poder ayudar mejor a nuestros peques y a que otros comprendan el porqué de ese comportamiento.

 

RABIETA VS. CRISIS DE AUTISMO

Rabieta o berrinche

La rabieta es un arrebato emocional, con un origen puramente conductual, que se da cuando el niño trata de obtener algo que quiere, que necesita, o intenta hacer algo y no lo consigue. Se enfada, no sabe gestionar sus emociones -no las controla- y estalla. También pueden aparecer cuando están cansados, tienen hambre, no entienden lo que les estamos diciendo, pidiendo…

Puede obedecer también a un deseo de llamar la atención. Es más, tienen la habilidad de parar en medio de una pataleta sin problema para asegurarse de que los estamos mirando y continuar donde lo habían dejado. Vuelvo a preguntaros, ¿os suena a los que tenéis enanos por casa??

Cuando el Autismo está presente, y más si no hay lenguaje, estas pueden perpetuarse si no son abordados de manera adecuada. 

Esta conducta se extingue cuando el niño consigue su objetivo, obtiene lo que quiere o por desgaste al comprobar que no va a obtener lo que quiere de esa manera.

El berrinche o rabieta va disminuyendo conforme el niño adquiere mayor lenguaje y aprenden a expresar mejor sus emociones. 

¿Cómo afrontamos un berrinche?

-Manteniendo la calma

-No cediendo; que sí, es la manera más rápida paara qye acabe dándole lo que quiere pero al final es pan para hoy y hambre para mañana, ya que aprenderá que con esa conducta puede obtener un beneficio. Evidentemente hay momentos en los que no podemos hacer frente a una rabieta por la situación o las circunstancias y no queda más remedio que “rendirse”

Intentar entender las emociones de ellos y hacerles saber que comprendemos como se sienten, ¡pero sin ceder!. Lo que tanto escuchamos como “validar emociones” 

Crisis de Autismo

Se trata de una pérdida total de control emocional, “respuestas intensas a situaciones abrumadoras”.

Suelen darse ante una situación de saturación, sea esta de tipo sensorial o emocional. No duran mucho pero una vez que se activan no hay forma de detenerlas. Suceden en cualquier momento y pueden darse por una serie de factores que incluyen: estímulos ambientales, estrés, incertidumbre, cambios de rutinas, personas desconocidas, etc…Llega un momento en que el niño se siente tan saturado que necesita explotar para poder -paradójicamente- regularse.

Con los estados de ansiedad lo mismo, se va acumulando hasta que en un momento determinado la persona tiene una crisis, que puede también desembocar en situaciones de autoagresión.

Este tipo de crisis se conocen también como «Meltdown».

Sin embargo, no todos los episodios se manifiestan de esta manera. Así, en contraposición nos encontramos con los «Shutdown».  Si el meltdown es la externalización de la sobrecarga el shutdown es la internalización. Sería como una crisis interna en la que la persona sufre de nuevo una sobrecarga pero la forma de lidiar con ello no se capta tan fácilmente porque no es algo explosivo.

En el Shutdown, la persona con TEA puede sentarse en el suelo, tener movimientos estereotipados intensos (mecerse, repetir frases, batir las manos…), salir físicamente de la situación lo más rápido posible o quedarse esimismadas como ausentes. 

¿CÓMO PODEMOS CONTROLAR LAS CRISIS?

Pues al igual que no hay dos personas iguales, no hay dos maneras iguales de afrontarlo. Pero si hay algunos elementos comunes de los que podemos partir para intentar ayudar a controlar la situación. Eso si, no olvidemos que serán los profesionales los que nos marquen las pautas a seguir para abordar los aspectos sensoriales, conductuales, con componente ansioso, etc. 

Número 1

Ser comprensivos y tener paciencia, tratando de mantener la calma. Pueden sentir que estamos frustrados y si nos alteramos puede empeorar la crisis. 

número 2

Darles tiempo y espacio, reduciendo la interacción.

Número 3

Buscar un lugar tranquilo con los mínimos estímulos donde puedan calmarse.

Número 4

Contar con un kit sensorial adaptado a sus necesidades. Este será elaborado junto a los profesionales en base a sus preferencias. Se trata de un conjunto personalizado de objetos (juguetes, elementos sensoriales) que ayudan a prevenir o reducir una posible crisis y calman. Rodrigo lleva siempre que salimos fuera de casa su peluche favorito, un mordedor y otro peluche musical que es muy suave y le sirve de relax.

Algunos ejemplos serían: 

  • Fidget o juguetes antiestrés, pensadso para autorregular el estrés y la ansiedad
  • objetos sensoriales (arena cinética, bolas antiestrés, burbujas…)
  • Gafas de sol
  • Auriculares con cancelación de ruido
  • Música favorita
  • Chalecos o mantas con peso 
  • Juguetes favoritos
  • Rompecabezas o similares
  • Manta o pañuelo suave…
Número 5

Predecir y evitar en la medida de lo posible esos posibles desencadenantes cuando además son entornos o situaciones que no hemos trabajado. Por ejemplo: evitar las multitudes, establecer una rutina y anticipar. Con Rodrigo sé que hay un camino hacia el colegio que le genera mucha ansiedad. A pesar de haberlo trabajado durante años al final decidimos cambiarlo, aunque tardamos un poquito más; ahora va contento, tranquilo, se cae menos y no se estresa. No hay necesidad de hacerle pasar mal un rato habiendo alternativas…

Las crisis finalizan bien por  fatiga o cansancio; bien porque se ha regulado esa información sensorial; o porque han consegido reducir sus niveles de ansiedad a través de técnicas conducuales o de los objetos de calma. Pero cada niño, cada persona es un mundo y cada situación va a requerir de una actuación concreta y, sobre todo de que respetemos sus tiempos y sus necesidades. 

Referencias 

  • Padres e Hijos. Herramientas para cuidar un vínculo fundamental. Bucay, J. Y D. (2016).  RBA Libros.
  • Viaje al cerebro del niño. Cómo criar a un niño inteligente y feliz. Medina, J. (2013).  Paidos Editorial.
  • Autism as Context Blindness. Vermeulen, P. (2012). . AAPC Publishing.
  • https://www.understood.org/en