Llevamos muchos meses sin poder hacer estimulación y terapia con Rodrigo y no ha sido ni por falta de intentos, voluntad o recursos en casa. Para él los contextos son importantes, y su casa no es el escenario en el que él desea trabajar, algo completamente lógico y comprensible.
Como mucho he intentado mantener alguna rutina, algunas habilidades, aunque como bien he dicho en repetidas ocasiones son muchas las que ha dejado por el camino…pero poco más se podía hacer dadas las circunstancias.
Pero llega el verano, y con él un universo de posibilidades. Jugamos con un elemento a nuestro favor y es que Rodri es acuático por naturaleza. Cualquier contexto es perfecto, desde una ducha, una bañera, una manguera, una piscina portátil…Tenemos la suerte de poder contar con esta última en casa, con algo más de un metro de profundidad, unos tres de ancho y casi cinco de largo. No es una piscina de comunidad para tirarse ni la de natación, ni permite hacer largos PERO es perfecta para refrescarse, que los niños jueguen y, sobre todo que Rodrigo disfrute de lo que más le gusta con seguridad, ya que controla perfectamente las dimensiones.
Y es aquí cuando vemos esa ventana de oportunidad para recuperar el tiempo y poder ejercicios que lo mantengan activo, y los resultados no se hacen esperar. No hay que olvidar que él no practica deporte, no tiene una deambulación segura y debe caminar agarrado al adulto, no corre ya que es peligroso porque al hacerlo de puntillas acaba cayéndose de bruces. La mayoría de veces los reflejos no están de su lado y no apoya las manos en el suelo con lo que las consecuencias podéis imaginaros cuáles son. Así que el agua es un medio fantástico que combinamos con largos paseos por el campo a primera hora. Cuando digo primera digo antes de las 7, que los madrugones deberían servir para algo y a última, tras un baño y cuando el sol ha bajado ya bastante…
Así que, a la pregunta que algunos me han hecho de ¿se puede estimular jugando?, la respuesta es: claro que sí, es más, se debe hacer así y voy a daros una serie de recomendaciones. Una de nuestras metas en la vida es integrar y hacer funcional todos los programas que sus profesionales nos indican y que trabajan en sus respectivas áreas. Además, la autonomía es un área muy importante y es uno de los objetivos a fomentar, de manera que cada vez haya más acciones cotidianas que al tiempo que automatiza le sirvan para trabajar de una manera lúdica y efectiva.
Os voy a indicar una serie de actividades que podéis realizar en verano en diferentes espacios, y veréis cuántas áreas, sin ser conscientes, podemos trabajar…
Rodrigo ha aprendido a ponerse las chanclas, con más o menos acierto en cuanto a lateralidad, pero lo importante es que lo hace solo, lo intenta una y otra vez y es bastante perseverante antes de pedir ayuda.
Algo que le encanta es que lancemos unas barras que llevan unos contrapesos y se quedan en el fondo, las busca buceando y nos las da. Luego las lanza fuera y tenemos que salir, aún hay que trabajar el «dámela y no la tires«, pero poco a poco.La imitación es otro de los elementos que trabaja ya que nos imita cuando hacemos respiraciones debajo del agua, metemos la cabeza, movemos los pies…
Si a vuestro peque aún le gusta y tenéis opción, aprovechando los momentos de menos calor puede proporcionaros muchísimas formas de estimular. A Rodri el columpio le pierde, pero los que tenemos cerca de casa ya se le han quedado pequeños (además de que aún están cerrados y parecen selvas amazónicas de lo descuidados que están). Ahora utilizamos una hamaca grande para realizar este trabajo.
La playa y el parque de nuevo si tenéis la opción son perfectos.
Desde jugar con la manguera, inventar juegos con la colchoneta y los churros, buscar objetos en un barreño o en una piscina… Para nosotros es un momento de compartir y socializar y es de las pocas veces que interactúa con sus hermanos o con nosotros en una especie de juego en el que no solo es observador.
Hay que aprovechar todoooo el tiempo que se pueda a estimular jugando, en casa los juguetes de Mini Yo siempre le han ayudado a mejorar en algún aspecto mientras jugaba o jugábamos. Ahora le encanta que juguemos a la oca y también le sirve para respetar reglas, reforzar números, mejorar el movimiento de la ficha con los dedos… Los juegos nos dan infinitas posibilidades de que avancen y para ellos es jugar.