En su objetivo de convertirse en municipio de referencia en cuanto a turismo inclusivo, Benidorm ha conseguido eliminar barreras arquitectónicas del enclave histórico casco antiguo logrando que la Plaza del Castillo sea accesible.
La ciudad es conocida por su skyline tan característico: una ciudad moderna en la que impera la construcción vertical con edificios de grandes alturas. Evidentemente puede o no agradar, pero lo que es innegable es que desde finales de los 50 la premisa imperante ha sido buscar la economía de recursos y terreno, logrando ser un municipio sostenible.
Lo que muchas personas desconocen, especialmente aquellos que nunca han visitado la ciudad es que entre tanto rascacielos permanece un núcleo que aún evoca el pueblo marinero que en su día fue. Todo el casco antiguo, con la Punta canfali (un acantilado natural) como vértice en el que confluyen las tres playas, es una ruptura estética que, aunque ha ido renovándose con el tiempo, conserva ese aire tradicional.
Los que hemos nacido, crecido o vivido aquí hemos pasado parte de nuestra infancia recorriendo las calles «del centro». Quedando en la Palmera, paseando por la Alameda o el paseo de la Carretera, recorriendo las callejuelas que llegaban a la Iglesia de San Jaime y Santa Ana, o pasando la tarde sentados en la Plaza del Castillo.
Aún hoy, a mis 43 años, no puedo dejar de perderme en estos lugares, esta vez acompañada de mis pequeños, porque es un pedazo de mí. Y sobre todo, me satisface como madre diversa, ver que desde el consistorio la #accesibilidad se ha convertido en una prioridad. Playas y mapas accesibles, parques adaptados, semáforos con señales auditivas…y ahora el corazón de la ciudad, convirtiendo que este reducto histórico en un enclave perfectamente adaptado para personas con diversidad funcional.
Todo este conjunto de calles pequeñas y estrechas fueron el origen de un tradicional pueblo pesquero. El Castillo originario fue construido en 1325. Tras un ataque pirata en el siglo XV gran parte fue destruido y en el S .XIX, durante la guerra de la independencia quedo completamente devastado.
Durante los años 70 comenzaron a realizarse diferentes edificaciones ocupando toda la superficie que había dejado el castillo. De lo poco que permanece son los cañones que se ubicaron en la plaza para recordar lo que un día significó el lugar.
Podemos llegar a la Plaza del Castillo (o Plaza del Castell) por multitud de calles, cada una diferente, especial. Desde la calle Alameda, el Paseo de la playa de Levante hacia la plaza del Torrejó, cualquiera de las callejuelas perpendiculares al paseo de la Carretera, el Paseo de Colón subiendo la escalinata…¿Mi consejo? Perderse. Es la mejor manera para descubrir cada rincón.
Lo importante de esto es que podremos llegar sin problemas siendo usuarios de silla de ruedas ya que, a excepción de la subida desde la zona del puerto -que implica una empinada escalinata- y el Carrer dels gats (Calle de los gatos) -con calle empedrada, escalones y desniveles- el resto de calles son completamente accesibles.
Propongo recorrer el Paseo de la Alameda hasta llegar a la Calle Mayor, encontrándose al final de la misma la Iglesia de Sant Jaume i Santa Ana. Pasando un arco (en el que presumiblemente se situaba la antigua muralla de la ciudad) llegamos a la Plaza Castelar, presidida por un enorme ancla y custodiada por los cañones que antes comentaba. Las balaustradas que recorren todo el recinto son características y representativas.
Dato: toda la zona tiene cobertura wi-fi, algo fácilmente identificable mediante indicaciones como esta:
El acceso desde la Plaza del castillo hasta la Plaza de Santa Ana puede realizarse a través de escalera o rampa, llegando a un templete donde se llevan a cabo representaciones, conciertos, etc.
Al final tenemos las escaleras que nos llevan al famoso mirador. Este, hoy por hoy no es accesible dada la complejidad del terreno (una estrecha y antiquísima construcción sobre las rocas). Desde arriba tenemos una panorámica espectacular de todo el litoral: a la derecha la playa del Mal Pas y Poniente, a la izquierda Levante, y enfrente la Isla de Benidorm. Y por la noche os aseguro que la imagen es inolvidable…
Desde ahí podemos bajar y rodeando la Iglesia dirigirnos hacia la Plaça de la Senyoria. Estoa hace más o menos año y medio era inimaginable para personas con movilidad reducida o familias con carros de bebés. Las numerosas escaleras y desniveles existentes eran la última barrera arquitectónica que aún perduraba en este espacio y se sustituyeron por una rampa.
Otro de los puntos a comentar, son los diferentes códigos QR que nos encontraremos en 7 enclaves de este lugar, parte del proyecto «Captura Benidorm».
Según la fundación Visit Benidorm se han instalado 21 códigos en 21 puntos repartidos por la ciudad. Se trata de lugares de especial interés turístico e históricos. A través de la captura de un código QR nos proporciona información del pasado con breve reseña histórica e información actual como la agenda cultural u otros servicios municipales. El usuario además puede interactuar. Estas zonas dentro del casco antiguo incluyen la Alameda, la Calle Mayor, El Torrejó, El mirador de la Playa de Levante, Plaza del Castillo, Puerto y Muralla e Iglesia
Para terminar, si desconocéis la ciudad, su historia, si la información que teníais no contemplaba temas tan importantes como la accesibilidad, la sostenibilidad, la tecnología y la innovación, es importante indicar que actualmente Benidorm es ejemplo de destino turístico inteligente a nivel europeo.
Y, sabiendo que no soy objetiva, me enorgullece saber que paso a paso se está construyendo un ciudad cada vez más incluyente. Ahora, desde mi opinión personal, espero que la accesibilidad cognitiva sea la siguiente meta a alcanzar.