Seguro que muchos de vosotros conocéis y habéis trabajado con «El monstruo de colores«, de Ana Llenas. Trata de la historia de un monstruito entrañable que se ha hecho un lío con las emociones y ahora le toca deshacer el embrollo.

Un cuento sencillo y divertido, que nos introduce en el lenguaje de las emociones a través de un montón de recursos. Incluso en el colegio de Rodrigo (de educación especial), lo utilizan adaptado a las características de cada clase y alumnado, obteniendo una buenísima respuesta.

Precisamente fue en una tutoría grupal de la clase de éste cuando su PT nos habló de un video muy interesante en el que el monstruo de colores ayuda a los niños a reconocer sus emociones ante el coronavirus.

Esta versión nos la trae ARANSBUR, la Asociación para la Reeducación Auditiva de Niños Sordos de Burgos. Nos  introduce en las emociones para trabajar el impacto que les puede estar provocando la situación creada por el nuevo virus. Para ello se remonta al origen de todo: la llegada del coronavirus. «Un virus que ha llegado a nuestro planeta y al que le gusta viajar».

Un mundo y una avioneta. Llegada del coronavirus. El monstruo de colores

Los niños están viviendo una situación completamente nueva para ellos. No tienen clase, llevan muchísimo tiempo sin ver y sin jugar con sus amigos (y aún les queda), no pueden hacer las mismas cosas que hacían antes…Además, ven cómo los adultos estamos preocupados, nerviosos, tensos…La incertidumbre y el miedo aparecen y es algo completamente normal, en ellos y en todos.

La expresión de emociones es fundamental, tanto en niños como mayores, para ayudar a reconocerlas y poder de esta manera gestionar mejor la nueva situación «así todos juntos al arcoiris volveremos a ver brillar».

Podemos hablar con ellos sobre esos sentimientos que experimentan y sobre todo de sus miedos, y podemos ayudarnos mediante canciones, videos, juegos e incluso dibujos donde ellos representen todo lo que están viviendo. La idea es que lo hagamos de manera adaptada a la edad de cada uno.

Paralelo a esto, darles alternativas para minimizar ese impacto como el poder hacer videollamadas a los amigos, familiares, escribir mensajes o todo lo que se les ocurra. ¡Ah!, por supuesto. analizar las ventajas -porque las hay- que tiene esta situación: más tiempo en familia, para leer, ver pelis y jugar juntos… A los míos les fascina hablar de cómo ha disminuido la contaminación y ver imágenes de animales tomando calles, playas y canales!

El monstruo de colores

Nos recomiendan, además, ofrecer información adaptada a su comprensión, ofrecer datos objetivos y responder a todas las preguntas que nos hagan. Si les proporcionamos información real se sentirán más seguros, de lo contrario, si obviamos el tema su imaginación puede generar escenarios que luego les genere más miedos.

Los adultos también tenemos que trabajar nuestra angustia, nuestro estrés y ansiedad porque somos un reflejo de lo que está sucediendo para los más pequeños. Debemos tratar de evitar hablar con ellos en esos momentos en los que estamos alterados o de bajón, es preferible estar calmados.

Cuando ya hayamos identificado esas emociones será un buen momento para trabajar y repasar las medidas de prevención, hablar de distancia social, del lavado de manos y del uso de mascarillas en caso de ser necesario, ahora que por fin ya van a poder salir a la calle.

¿Conocíais esta versión de El monstruo de colores? ¿Qué os parece?

 

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