Blogger-trimadre-vacaciones-largas-Diario-humorMe levanto temprano para tratar de tener algo de tiempo para mí.
Es importante la apreciación semántica del término «me levanto» y no «me despiertan», que parece lo mismo, a la misma hora, pero no lo es. En otros tiempos habría redactado un post más que decente, me habría puesto al día de la prensa y aún habría tenido tiempo de chafardear twitter en busca de algún jardín. Pero no, las cuatro neuronas despiertas que tengo, indemnes al estrés, están en fila india y no atienden a razones de concentración ni nada parecido. Solo me siento ahí, con un café con leche y veo el scroll en la pantalla pasar…Muy triste.

Se repite la mañana. Dos horas para mí solita mientras los niños pastan corretean por el parque. La habitación inacabable está ahí, mirándome fijamente, pero hoy no, hoy no me apetece. Con un «no eres tú, soy yo», cierro la puerta y me dedico a otros menesteres que vienen a ser recojo lo que la suegra no ve y me tumbo a esperar la inspiración, pero no llega. O sí, pero estoy tan perra que no me apetece escucharla.
Al rato me puede la conciencia, maldita seas, y vuelvo a ser una maruja con estilo.
Llegan las doce y media, nos vamos al Lidl. Que el señor nos coja confesados. Este hiper es sinónimo de «quiero quiero quiero hace frío quiero hace frío dónde está el niño quiero…» en un bucle interminable.
#Elde9 está muy pero que muy nervioso,  hiperventilando y gritando. Nos inquieta. Mucho.
Comienza la fiesta del consumo y la fiesta paticular de #Elde5 al que, en mala hora, se me ocurrió decirle que los iba a llevar al cine al día siguiente.
Nota para mi yo del futuro: no hables. Nunca más. Jamás en la vida.

«¿Me compras un paquete de galletas para el cine?¿eh?¿eh?¿qué me dices?¿me respondes?¿sí?¿podré llevarme un paquete?¿eh mamá?¿me contestas?¿qué has dicho que no te he oído?¿vamos al cine finalmente mañana?¿me llevo las galletas?¿me lo confirmas?¿cuánto queda para el miércoles por la tarde?¿es ya mamá?¿y ahora mami?

Respiro hondo pero ya es tarde. Se me han olvidado la mitad de cosas. «¿Por qué no hiciste una nota» La hice. Se me olvidó la lista.
Suena una alarma. «UIUIUIUIUIUIUIUIUIUIUIU» Y #Elde5 como un tomate.
Padre y yo al unisono: 

– «¿¿Qué has hecho??»
– «¡¡Nadaaaaa!!»
– «¿Te has apoyado? ¿Un poquito?¿Has intentado abrir esa puerta en la que claramente pone un cartel de NO ABRIR?»
–  «¡¡¡Que no lo sabíaaaaa!!!»

Y el padre señalándole «¡ha sido este!»
En fin.
#Elde9 se escaquea cada vez que puede, tenemos que ponerlo entre nosotros y el carro pero se va acomodando hasta que arrastra los pies y se funde en uno con éste. No ha sido buena idea.

– Mamá coge Vanish gold, para las manchas, que no te salen.
– Mejor no hijo

En la fila, repite incesantemente «Atención señores clientes, vamos a abrir la caja dos, pasen por orden por favor». No hay fila donde esconderme. 
Salimos fuera, vemos la luz del día, aliviados.
Sin solución de continuidad (lo que me gusta esta frase) nos vamos a comer a la cantina de una amiga. Para más INRI situada en un cuartel. Estos ya entran como perico por su casa, para histerismo de su padre y mío, saludan, abren la puerta y se colocan detrás de la barra como el que está en la terraza de su casa 
Mientras mi marido grita «¡posadera, escancia vino!» yo ya pierdo cualquier atisbo de vergüenza. la conocemos desde hace 16 años, y ella a nosotros. La confianza, la confianza…
Apalabramos hacernos la niña y yo un traje de faralaes para la feria. Si, las dos, Autonómicas totales, mimetizadas con el entorno. Maldito tinto de verano del demonio…
Nos vamos a casa, No lo suficientemente pronto.
Por Thor, que se duerman ya. Tras muchos km y sentadillas para ir y venir a la habitación y que se duerman, lo logro, eso sí, cuando a mí ya se me ha pasado mi turno.
Llega la hora de ir a la piscina y aunque no lo véis, doy saltos de alegría como una loca.
Hace pelete, a ver si con suerte cae una tromba de agua. Pero no, no la hay. Hace viento y estos reniegan. Al final, echamos una hora larga, No hay manera de que jueguen solos, y, aunque muy cansada confieso, en voz muy bajita, que me encanta estar con ellos.
En cualquier caso hoy no estamos muy cómodos porque hay mucho adolescente turroneando en la piscina pequeña, pavoneándose y las hormonas nos echan de allí. Imposible.
Mientras se secan los veo cansados y me froto las manos.
Mmmm…igual cenan y caen pero NO. No señor. Aún tienen cuerda para seguir hablando sin parar hasta las nueve pasadas largas….
Y mientras, una servidora sigue blanca vampírica nuclear, a ver, cómo si no. Pero de verdad, a estas altura el lechosismo de mi piel me parece hasta admirable. 
Sólo quiero dormir hoy. 
Mañana será otro día.

Loading