Todas hemos sido primerizas en algún momento, y a todas nos han tachado de madre agobio o protectoras en exceso. Pero ese instinto puede ser fundamental en el caso de que haya problemas en el desarrollo de nuestros pequeños. Y os lo digo por experiencia…
Suelen preguntarme si lo de Rodrigo «tiene nombre». Pues bien, ni una cosa ni la otra. Hoy por hoy hay alguna alteración genética que va asomando tímidamente, pero sin exponerse del todo, así que seguimos sin diagnóstico. Pasamos sel «retraso madurativo global severo» al «Cuadro síndrómico poco frecuente con TEA sever, epilepsia refractaria y discapacidad intelectual del 76%». Vamos poco a poco, avanzando. Y ya son 13 años y medio.
Su historia se remonta dos meses antes de su nacimiento, cuando mi padre sufrió un aneurisma aórtico abdominal con parada cardiaca, sentado a mi lado en el sofá de casa. A partir de ese momento, incertidumbres, idas y venidas, despertares y sedaciones, complicaciones e ilusiones hasta que diez meses después fallecía.
Esa situación de angustia y estrés no fue gratuita. La misma noche en la que mi padre era intervenido comenzaba con contracciones. Estaba de 31 semanas.
Y sí, la salud me pasó factura pocos días después y me supuso tener que estar hospitalizada dos semanas en reposo absoluto, incomunicada, sin visitas, sin llamadas, con amenaza de parto prematuro, inyecciones, Pre-par y con muchos miedos. Y sola. En ese momento yo creo que ya intuía que podría haber problemas porque Rodrigo se movió, y mucho, demasiado.
Entre tanto, a mi marido, destacado en el Líbano, le quedaba un mes para volver pero como no hay mal que cien años dure, afortunadamente llegó unos días antes de mi alta.
Así, tras ésta, con una orden de reposo que no podía cumplir salía del hospital para pasar los días, mañana y tarde de casa a un hospital que se encontraba a 40 km para recibir noticias y ver cinco minutos a ese fantasma en el que se había convertido mi padre.
Llegaba la última revisión, tres días antes de la fecha prevista. De los nervios pasamos a la preocupación tras el «no hay casi líquido amniótico, te preparamos el parto para ya«. Y sin bolsa ni nada me fui al hospital. Pasadas dos horas de descarga de oxitocina en cantidades industriales, me ponía de parto sin tiempo para epidural, ya que para cuando me colocaron el catéter ya estaba prácticamente en los pujos finales.
Y no salía, y necesitó ventosas, y nació azulito y no lo pude coger hasta una hora después, quince puntos de episiotomía.
No sabemos si este fue el desencadenante, si había algo más de base…da igual.
El caso es que era un bebé llorón, muy llorón, que dormía poco, y hacía muecas y ruidos extrañas.
Tenía criptorquidia, estrabismo e ictericia. Y después, respecto a su desarrollo, los logros llegaban siempre tarde.
«Nació el 27 de diciembre, es de percentil bajo…» era lo que yo me repetía. Porque, a pesar de tener una Licenciatura en Psicología no lo veía. O no lo quería ver.
Tampoco tenía más bebés a mi alrededor ni nadie cercano que pudiese aconsejarme u orientarme.
Los diversos pediatras que le atendieron durante 18 meses NUNCA detectaron nada. Concretamente el que le hizo el seguimiento ya en Madrid, profesional destacado y reconocido, jamás nos alertó, sino todo lo contrario. Está claro que se equivocaba.
Al final, tras insistir mucho conseguimos que nos hiciera volantes para sendos EEG y RMN por posible «Retraso psicomotor» con la idea de realizarle las pruebas después del verano.
No tendríamos que esperar mucho- Un 5 de julio, recién llegados a casa de mi madre para comenzar las vacaciones, sufría la primera crisis epiléptica, que se repetiría un mes después.
Ahí ya lo acabamos de confirmar.
«Cariño, Rodrigo tiene problemas». Tenía 17 meses.
En ese momento todo encajaba como un puzzle. Esas vueltas sobre sí mismo tardías, esas muecas extrañas, esos gritos, esos aleteos, esas noches de lloros sin motivo, esos doce meses sin lograr sentarse sin apoyo, ese extraño gateo sin un patrón cruzado, ese temor irracional a determinados sonidos…
Con 21 meses, aún sin el certificado de discapacidad en la mano, comenzábamos sus tratamientos que han ido cambiando según sus necesidades, aunque podían haber llegado un poco antes.
Por eso, a la mínima sospecha, sed pesados. Buscad profesionales y si no os satisface la respuesta, buscad otro, y otro y otro. Ejerced vuestro derecho como padres y el suyo como paciente, porque en muchas ocasiones ni los propios especialistas son capaces de diferenciar lo que es un desarrollo lento de una alteración del desarrollo.
Que nunca os quede la sensación de no haber hecho todo lo posible, porque por mucho que seáis primerizos, la intuición de los padres está ahí, aunque no queráis verlo.
El tiempo es crucial.
Ese cinco de julio comenzaba nuestra nueva vida, con una pequeña de mes y medio y sin saber cuál era el siguiente paso que dar…
Cuanto más te leo más pienso lo genial que eres. Qué duro tuvo que ser, ver como intentas que alguien te escuche porque tú tienes la mosca detrás de la oreja y nadie te hace caso, ver como tu hijo no se desarrolla como "debería" y que nadie te apoye. Y que suerte tiene Rodrigo de tenerte como madre. Un abrazo guapa.
Fue muy duro, y aún hoy en la distancia uno se piensa cómo pudo salir de eso de una pieza. EL ser humano es sorpendente. La verdad, yo hasta el año casi no notaba nada. Era más la sensación de los percentiles…luego, sospechas pero al mismo tiempo autonegación. No quería verlo. Después ya sí, deseando hacer pruebas y ver…Un besote enorme
Qué valiente eres, empezando por todo lo padecido con tu padre, tu embarazo sola…y todo lo demás. Te mereces tener mucha suerte.
Besos.
EN aquél momento yo creo que me dejaba llevar por la inercia de los acontecimientos y, estaba tan preocupada porque mi embaraao fuera bien, que no me permití sufrir en exceso. Creo que lo automaticé, aislé de algún modo mis emociones por el bebé. Y cuando nació seguyí en esa dinámica porque fue un bebé muy difícil. EL bajón llegaría después. Muchas gracias, supongo que la suerte no se busca y llega, y algún día llegará. UN beso grande!
Que duro lo que tuviste que pasar, queda claro que hiciste y haces todo lo que puedes y más. Rodrigo está seguro orgulloso y feliz a tu lado, agradecido de que seas su mamá.
Rodrigo es un niño INMENSAMENTE feliz. Eso es lo único que nos importa. Muchas gracias !!
Que duro lo que tuviste que pasar, queda claro que hiciste y haces todo lo que puedes y más. Rodrigo está seguro orgulloso y feliz a tu lado, agradecido de que seas su mamá.
Qué duro, Vanessa!! Y cómo has luchado y has conseguido sobreponerte y salir adelante tan optimista!! Besitos!
Muchas gracias Sonia, el camino sin mi pareja y mis hijos no habría sido el mismo ni de lejos. Sin mi marido y sin mi hija que nació cuando Rodrigo tenía 16 meses. Muchas gracias y un beso!
Madre mía lo que has tenido que pasar. Valiente!!! Ánimo!!!!
Cada persona tiene una historia detrás. Con esto quiero transmitoir que la vida te da reveses, y que con apoyo (mi marido y mis hijos) se sale, aunque la cruz siempre irá por dentro. UN gran abrazo!
Eres una valiente !
Besos
No más que cualquier madre o padre en situación parecida. A veces la vida se empeña en ponerete zancadillas, y nos lo sigue haciendo. Parece que le hemos entrado ente ceja y ceja. Pero seguiremos ahí, fuertes. UN gran abrazo!!
Yo tengo una historia muy parecida a la tuya, tuve que luchar contra todos y hacer caso a mi intuicion totalmente sola mientras me tachaban de paranoica, menos mal que lo hice
Pues sí, menos mal. Yo tardé en percibirlo. Creo que me lo negaba de manera inconsciente. Y al final el pediatra tuvo que hacernos caso….Sigue tus instintos siempre, da igual lo que te digan,. Un gran abrazo y si quieres compartir tu historia sabes que aquí tienes tu casa. Un beso!!!
Qué buena madre eres, moviendo montañas por tu hijo, se me llenan los ojos de lágrimas con tu historia, te mando mucha fuerza y muchos abrazos.
Saludos hermosa♥
Cada madre hacemos lo mismo por nmuestros hijos, según nuestras circunstancias de vida. Algunos símplemente nos encontramos más obstáculos. Afortunadamente este camino no lo realiso sola, tengo un compañero de vida sin el que no habría podido llevar esto sola. Gracias por esos abrazos, siempre reconfortan. Un beso!
Madre mía, momentos muy duros. Eres una crack. Encima fuisteis por un tercero. Ole, ole, ole.
SIempre quisimos familia numerosa, siempre. Y eso no cambió. Lo que sí cambió fue el número de criaturas, plantrarnos en 3, si no lo mismo hubieran caído un par más…Creo que es importante que Rodrigo tenga hermanos. Nos enriquece a todos esa diversidad y aprenden valores que d eotro modo verían como observadores. UN abrazo fuerte!
Sois unos valientes, todos. Descubrir que tus sospechas son ciertas al final ha de ser un duro golpe pero os habéis recompuesto y ¡de qué modo! Con otro peque más, mucho más trabajo… Pero muy felices. Es muy emocionante cuando cuentas esos pequeños-grandes avances de Rodrigo. Un besazo!
Te leo y pienso que de verdad tenemos esos superpoderes. Esa sensación que tenemos la madre desde el primer momento de que algo no va bien, de que algo no está yendo como toca…Y esa valentía te ayudó en un momento por lo que leo complicadísimo y meses después te ayudó a tirar adelante, hasta hoy.
Me quito el sombrero.
Siempre te leo, pero acá sentí que me lo contabas y me aconsejabas de mamá a mamá. Gracias por compartir esto con el mundo y por ser una mamá tan genial. ¡Rodrigo tiene mucha suerte! <3
Creo que has demostrado una gran valentía, Vanesa. Es desalentador el intuir algún problema y que los profesionales no sean capaz de detectarlo. Ahora ya tienes medios de cómo afrontarlo y una familia preciosa. Por otro lado, es muy duro vivir situaciones como las que viviste en tu embarazo. Mi primer embarazo fue duro en ese sentido. Mi madre tenía un cáncer terminal y falleció cuando yo estaba embarazada de tres meses. Tuve suerte porque no le afectó a mi hija pero sí hubo un momento que tuve la preocupación de si lo que yo estaba viviendo podía afectarle a mi bebé. Tuve un duelo muy raro, supongo que por mi hija, tanto cuando estaba dentro de mí como cuando nació, no podía permitirme estar mal. Eso supongo que fue bueno, pero me hizo sentir rara, porque soy una persona muy afectiva y quería muchísimo a mi madre y aunque durante su enfermedad estuve totalmente volcada en ella y lo pasé muy mal, cuando murió, lo sentí muchísimo, por supuesto, pero era como si estuviese, en cierto modo, anestesiada… Mucho ánimo. Un abrazo
Cómo me veo reflejada, hasta en la ventosa. Pero nosotros sí tenemos diagnóstico:autismo.
Un abrazo muy fuerte.
Mi pequeño ha sido un prematuro extremo, 840 gr. Ha empezado estimulación temprana con 15 meses y hace una semana me dicen que hay algo pero no hay diagnóstico. Estoy aterrada, llena de miedos y con un nudo diario en la garganta… Tenía la esperanza que después de haber pasado un sinvivir de casi 4 meses en el hospital, no tendría que volver a sentir esto por mi pequeño campeón.