(Texto íntegro en Después del diagnóstico. )

Vale. Tus sospechas eran correctas.

Tu hijo tiene «algo».
Hay un diagnóstico que lo avala (o una falta de diagnóstico que también puede ser) y mil informes de profesionales médicos.
¿Y ahora?¿Qué haces ahora?
Noticias de esta magnitud, independientemente del grado de afectación, te dejan tocado. Y mucho. Porque aquí no es cuestión de «el mío más». Aquí todos somos padres y todos tenemos un notición que digerir, que no buscábamos, que no deseábamos, pero que nos ha llegado.
Tras casi nueve años de convivencia con esa falta de diagnóstico, he pasado por todas las fases y es un auténtico duelo. Y lo que hice, lo volvería a hacer…
LO PRIMERO DE TODO: SOLTAR LASTRE
Llorar, liberar toda la tensión que has acumulado durante el proceso.
En fin, cada uno tendrá su manera, pero es necesario
PERMÍTETE ENFADARTE
¿Por qué no? Puedes enfadarte y gritar lo que quieras, por supuesto. Cabréate contigo, con tu pareja, con el médico, con el mundo.
Se te va a pasar. Te lo aseguro.
Y tras este estallido emocional….
BUSCA INFORMACIÓN Y RACIONALIZA
Ya estás con fuerzas. Ahora toca informarte sobre los pasos que dar: conocer el diagnóstico en profundidad, terapias, centros de estimulación, colegios…
LLEGA EL TURNO DE LAS TERAPIAS.
Lo normal es que estés muy perdido.
Pide información. Pediatras, neurólogos, centros Base, Centros de atención temprana…Te irán guiando.
Cada niño es un mundo y tiene unas necesidades particulares.
Y PARALELO A ESTO…LA ACEPTACIÓN.
No. No se acepta así, en un chasquido de dedos.
Es un proceso largo, global, que sigue sus fases y no tengo muy claro que llegue al 100% nunca.
Y es lo más importante.
Es más, tu hijo es el mismo. Ese al que comenzaste a querer desde el minuto uno.

 

Y te prometo que lo vas a querer hasta que te duela. Y si no ya me lo dirás.
Grábate esto con fuego: SE PUEDE SER FELIZ. Lo vas a ser.