No son pocas las ocasiones en las que me quedo mirando a Rodrigo, ensimismado, y pienso «¿qué estará pasando por tu cabeza??» Momentos en los que se ríe y no sé de qué, o se queda mirándome y sus ojos me atraviesan, o hace pucheros…y me cuesta asociar el estímulo, la situación con la reacción.

Autismo y emociones, uno de los temas más complejos de identificar y gestionar.

En este aspecto Rodrigo ha dado pasos de gigante. Ha pasado del extremo de la indiferencia a la búsqueda del beso y del abrazo. De bebé no sabías nunca cómo iba a actuar, a veces me rechazaba, no me miraba, no quería que lo tocase, aunque siempre ha necesitado tenerme cerca, y eso es lo que me reconfortaba.

Era duro ver cómo cuando sus hermanos lloraban por algo y él no entendía esa situación,  irrumpiendo en una carcajada sonora, totalmente inapropiada. Nos desconcertaba enormemente pero entendíamos que formaba parte de su dificultad para procesar esa información y relacionarla con las áreas de las emociones, que había ahí un algo que le impedía entender y actuar en consecuencia.

Dicho esto, mi hijo es un ser inmensamente feliz, tranquilo, pacífico y de carácter generalmente risueño, lo que al menos hace que todo esto sea más llevadero…

Ahora estamos en un punto en el que va reaccionando de manera más adaptativa. Si le regañamos hace pucheros, si nos reímos él -aunque no entienda por qué- se ríe, si sus hermanos se pelean él se estresa…

Pero con todo, tiene enormes problemas de gestión. Y esto se ha manifestado de una forma brutal con la ausencia de su padre. Con él tiene una relación muy especial, además de que para él ambos tenemos roles totalmente diferenciados en su mundo, y ahora, éste está totalmente descolocado…

Rodrigo, Autismo y emociones, papá

Dado que son seis meses que van a pasar sin verse (afortunadamente ya llevamos casi tres), nuestra forma de acortar esa distancia y facilitar la relación es hablando por el móvil y vía skype varios días a la semana. Es importante que los niños tengan a su padre presente, compartiendo su día a día, sus rutinas, que se desahoguen, que le digan que le echan de menos, que demuestren su enfado e incluso que su padre les regañe. Nosotros decidimos que es la manera de hacer que el cambio sea menos traumático con ciertas rutinas.

Las conversaciones no siempre pueden darse el mismo día ni a la misma hora. Hay dos horas de diferencia y en muchas ocasiones no podemos cuadrar horarios, así que todo esfuerzo logístico es poco.

Sin embargo, Rodrigo, no acaba de adaptarse.

No hemos conseguido en casi tres meses que quiera ver a su padre, y no tenemos muy claro si es enfado o tristeza. Yo creo que una mezcla de ambos más un sentimiento de abandono que no acaba de comprender. Y no os imagináis qué pena nos da.

Siempre anticipamos la llamada «papá va a llamar Rodri», «está trabajando lejos pero vuelve dentro de x tiempo»…y frases así son las que utilizamos para contextualizar.

Cuando escucha la voz de su padre se ríe, pero inmediatamente se tapa la cara. Si sigue escuchando ya se retira, comienza a protestar y acaba llorando. Y en muchas ocasiones esto evoluciona a cabezazos contra la pared, contra mí, contra la televisión, lanzando el móvil, la tablet, el portátil por los aires…De hecho si yo estoy hablando con él y Rodrigo lo sabe reacciona igual.

Tenemos un calendario que vamos tachando, le enseño fotos, le explico las cosas…pero no es suficiente.

El psicólogo del colegio me propuso la semana pasada que en el calendario añadiese una foto de su padre, y es lo que voy a hacer.

Mientras yo creo que poco más podemos probar. Hemos leído mucho sobre Autismo y emociones, hemos hecho todo lo posible, pero ya no nos quedan herramientas.

En otras ocasiones le ha pasado, los primeros días, pero después lo superaba. En esta ocasión han sido muchísimos cambios de golpe y está completamente saturado.

Eso sí, os digo que cuando Luis se ausentaba una semana, diez, quince días porque estaba de comisión o maniobras, al regreso se encontraba con un niño que no lo miraba durante un par de días…

Rodrigo, Autismo y emociones, papá

Para nosotros, en estos momentos es muy doloroso pensar que por su cabecita pueda pasarse la idea del abandono, pero francamente, es lo que pensamos que él está procesando. Que no quiera «hablar» con su padre es duro.

¡Qué difícil tiene que ser para él confrontar toda esta situación!, y lo que es peor, no poder compartirla con nosotros, o al menos hacerlo tal y como lo hacen sus hermanos.

Bueno, lo hace pero ya sabéis, a su manera.

Solo esperamos que pueda superarlo, que no sufra demasiado o que podamos dar con esa tecla que le haga la espera más sencilla y llevadera…