…o diversidad funcional, lesión cerebral, afectación…
Me da igual el nombre o la etiqueta. Me la trae sin cuidado.
El caso es que este fin de semana te has ensañado, mucho, y sí, te he odiado hasta límites insospechados.
¡Qué difícil nos has puesto sobrellevar tu existencia! Así no se puede. De ninguna de las maneras.
Cada vez resulta más difícil convivir contigo. Lo asumimos.
Pero, de verdad, un respiro de vez en cuando no es mucho pedir, ¿o sí?
Las manías.
Las manías de #Elde9 son cada vez más insufribles. Pensamiento alternativo con rigidez cognitiva, o #yoquésé. Por muy hijo mío que sea, esas conductas tan poco adaptativas que casi siempre acaban en objetos rotos, desastres mayúsculos o lesiones personales me cuestan la propia vida sobrellevarlas. Me desesperan.
Que si ahora le da por coger el bote de colacao y se pasea por la casa dándole golpes hasta que pasa lo que pasa. Vaciado en el pasillo. Segunda vez en cinco días. Entero. Paredes, suelo, ropa, cara…
Que si ahora en un despliegue de independencia le da por abrir la nevera y coger algo cuando le entra hambre…”Pero eso está muy bien”…sí, siempre y cuando no tires todo lo que hay dentro y montes pollos como tirar al suelo postres que acaban reventados y esparcidos por cualquier superficie.
Que si me ha entrado el jari de acumular decenas de objetos para que Kiara, la perra, juegue con ellos. Desaparecen mandos, comida, llaves…y al final aparecen en la boca de la yegua percherona, en su cama, en escondites recónditos, y claro está, llenos de babas…
Que si ahora le da por refrescarse y abrir el grifo. Fantástico. Pero por favor, permítenos aprender que hay que cerrarlos después.
Ayer sábado, llegar a casa a las dos de un festival con la mediana y encontrarte la casa inundada y a tu marido al borde del colapso desde hace hora y media. En total casi tres horas achicando agua. No nos daban ni las toallas ni la fregona para secar.
Agua que salía por la puerta de la calle, que ha abombado las puertas de los dos aseos, que ha estropeado cajas…
Que si se levanta tan feliz el domingo, con planes que implican piscina y, sin comerlo ni beberlo, convulsiona de manera intensa, y se pasa toda la mañana vomitando y quejándose de algo que, por supuesto, no sabemos qué es.
Por favor, ya está bien.
Hoy sí, hoy te mando un poco a la mierda.
Hoy se me olvidan la resiliencia, la aceptación, la fortaleza y todo adjetivo que implique positivismo.
¡Qué-can-san-cio!
Si a todo esto le sumas que le regañamos y él se ríe, demostrando que no comprende la magnitud de lo que está haciendo, la desesperación es mayúscula, porque la impotencia supera la necesidad de desahogo y el impulso de gritar a algo o a alguien. ¿De qué sirve?¿Cómo se desahoga uno?
Y entonces, le levantas la voz, te mira con esos ojos color almendra y comienza a hacer pucheros.
Genial. Ahora, además de desesperación me inunda un sentimiento de culpa brutal que me va a durar horas.
Así que, señor, o señora discapacidad, hoy, en estos momentos, le odio fuertecito.
Muchos abrazos amiga, te mando muchos abrazos
Solo puedo mandarte mucho amor también. y mucho odio contigo a eso. También de vez en cuando, hay que permitir que salga.
Madre mía, desahógate, sal a gritar, cómprate un saco de boxeo, no sé…y sobre todo un abrazo muy grande, sois increíbles, eres una madre espectacular y humana, que no se te olvide, y por favor una tregua sr discapacidad.
No me puedo imaginar cómo es vivir en tu piel cada día, pero de lo que te leo pienso que culpabilidad es lo último que debería cruzar tu corazón. Por que la culpabilidad pesa, mucho, y no te mereces más peso.
<3
Hay dias que dan ganas de gritar. No a él, al mundo… Hay días que solo necesitamos desahogar esa rabia. Mucho ánimo y fuerza!!
Hay que ser fuerte y tú lo estás demostrando con el esfuerzo tan grande que haces por tu hijo, ánimo y jamás te sientas culpable, ese odio es más que entendible, que sepas que eres una gran madre. Muchos besos.
Eres humana ¡necesitas desahogo! Normal que de vez en cuando mandes la compostura a tomar viento y pierdas un poco los papeles, pero seguro que ese no es el recuerdo que le quedará al peque. ¡Todas nos enfadamos muchas veces y por suerte no nos lo tienen en cuenta!
Buf, es que es pa odiarle, al sr o sra discapacidad… Tienes derecho a sentirte así, te leo muchas veces y tenéis una paciencia casi infinita… Pero sois humanos claro!! Un abrazo fuerte y mucho ánimo!
Animo! Pero mira de vez en cuando si tienes que pegar dos gritos los pegas, hombre ya! Que una cosa es aceptar y otra ser de piedra. Un beso.
Ánimo, ánimo y ánimo. Eres humana y tienes un límite. Pero además eres madre, así que eres capaz de poner el contador a cero infinitas veces. Vendrán tiempos mejores, seguro. Aunque seguro que estos, con sus cosas, también lo están siendo.
Un abrazo muy fuerte.
Buff, Vanesa, pero como no vas a sentirte así,hay días que se llega al límite y rebosa y rebosa ( como el agua de tu lavabo, nunca mejor dicho)… Y creo que haces bien en contarnos la realidad de esta vida conviviendo con la discapacidad. Hay días de esperanza y días de mierda,así de claro. Y hay que desahogarse y rezad porque nuestra no infinita paciencia resista.un abrazo muy muy fuerte!
Hay cielo desde la lejanía un abrazo fuerte.
Salvando las distancias, te entiendo bien y lo lamento. Un abrazo gordo. 🙁
Un abrazo enorme, preciosa!
Que eres humana!!! Es normal que te desesperes y la paciencia, el aguante, el día a día hacen que a veces lleguemos al límite y gritemos o lloremos de rabia e impotencia. Pero, tomate un tiempo y respira y sobre todo en cuanto asome un poquito la culpabilidad la mandas a tomar vientos.
Besos y muchos ánimos, luchadores
Que decirte cuando sé que lo sabes. Sabes que es normal sentirse así, que necesitas desahogo y que todo pasa. Así que te abrazo y te mando una carga de fuerza extra y de mucho mucho cariño