El problema del acoso es algo que no nos resulta ajeno a ningún padre, y es que cualquiera de nuestros hijos es susceptible de sufrirlo. Esa es la realidad.

Es un tema que preocupa, mucho, y más con la llegada de las nuevas tecnologías, haciendo que el ciberacoso sea más sencillo y perdurable en el tiempo, con lo que eso implica a nivel de consecuencias y secuelas psicológicas.

El pasado día 14, gracias a Madresfera, acudía a la sede de Save the Children en Madrid a una charla sobre acoso y ciberacoso y a la presentación de su último proyecto, la novedosa Escuela de padres dentro de su plataforma web.

Desde la organización, muy implicada con este tema, nos dieron una serie de pinceladas acerca de este gravísimo problema social, que encontró su punto de inflexión en 2004 con el suicidio de Jokin, de 14 años. Supongo que muchos recordaréis el impacto mediático que tuvo.
Según el informe «Yo a eso no juego» realizado por la ONG a más de 21.000 alumnos de secundaria, 1 de cada 10 niños ha sido víctima de acoso, un 7% a través de internet o el móvil, un tercio ha agredido físicamente a algún compañero y la mitad admite haber insultado. Por ello, ante estos datos, las claves son la educación para la prevención y la detección.
Es necesario ser conscientes, a la hora de abordarlo, de que acoso y ciberacoso son una forma de VIOLENCIA, y que:

– debe existir una intencionalidad por parte del agresor
– los abusos deben ser frecuentes
– debe existir un desequilibrio entre el agresor y la víctima

Silvia, psicóloga experimentada en trabajo con jóvenes y familias en riesgo de exclusión social, nos compartía su experiencia y cómo lamentablemente se daban casos de acosadores que se volvían acosados y viceversa. Debemos ser conscientes de que nuestros hijos pueden llegar a ser víctimas, pero también acosadores o testigos inmóviles, por mucho que nos cueste admitirlo, y debemos estar ahí para ellos.

José Antonio Luengo, psicólogo experto en prevención de la infancia y colaborador en la escuela, explicaba con contundencia que, aunque la violencia es difícil de erradicar puede arrinconarse y controlarse mediante la educación, logrando que los niños sean libres para hablar y defenderse.
Recalcó la necesidad de educar hijos valientes, para denunciar y sobrellevar estas situaciones, pero también la importancia y el papel del profesorado, agente fundamental en estas situaciones. Profesores que deben ser más valientes aún, y eso pasa por ser personas empáticas, sensibles y flexibles.
Hizo especial hincapié en el sufrimiento de los niños, sin buscarle un nombre. Sea acoso o no, en cuanto observemos cambios en los comportamientos hay que actuar, volcarse, creerles de primeras, escucharles, porque algo está pasando. Si bien existe todo un proceso y un protocolo, debemos personalizarlo atender sus necesidades para detectar qué está sucediendo. Esto, si bien es cierto que lo primero es proteger a la víctima,  viene directamente relacionado con la intervención en los agresores y, muy importante, el grupo que lo apoya.

En la charla coincidimos en que el problema se está abordando tarde y en la necesidad de comenzar a tratarlo desde la educación infantil, potenciando la educación emocional y en valores para prevenir el acoso como la mejor herramienta.
Por ello a partir de primaria sí que se debería hablar de acoso como tal con los niños y trabajar con ellos para prevenirlo, siempre con la implicación de los padres para trabajar en conjunto con la escuela en valores, tolerancia y respeto.
Otro aspecto importante a tratar fue el de la responsabilidad del centro y los profesores. Ante un caso de acoso se recomienda siempre ponerlo en conocimiento del centro escolar, y obviamente de los tutores. La respuesta ante cualquier evidencia clara de comportamiento violento debería ser una medida cautelar disciplinaria. En caso de que no hubiera respuesta, se elevaría a una autoridad superior como la inspección educativa. Eso por un lado.

Por otro lado recalcar que los profesores están obligados por ley a intervenir en casos de acoso escolar incluso si se da fuera de la escuela, o fuera del horario escolar. De hecho, como anécdota José Antonio nos comentó que un Jefe de estudios podía llegar a recibir en torno a 15 notificaciones de media sobre actuaciones cometidas en las redes sociales durante el fin de semana.

Respecto a la Escuela de Padres, la finalidad que pretende es el de acercarnos muchos otros temas de interés , de actualidad y para los que en ocasiones no encontramos respuestas ni contamos con las herramientas para hacer un primer abordaje.
Concretamente, respeto al acoso, el objetivo es enseñarnos a padres y madres, de una manera directa y clara,  a identificar esas situaciones de acoso y a aportar soluciones. 

Podéis acceder a la escuela, de manera gratuita, en http://www.escuela.savethechildren.es y se puede desarrollar el curso cuando a uno le encaje mejor dentro de sus horarios y tiempo. Además, en la web encontraréis para descargar no solo los informes, sino un documento-guía con las pautas, muy útil e imprescindible.
Es fundamental que como padres tengamos una serie de claves para detectar y actuar, para poder prevenir consecuencias fatales o llegar a un punto sin retorno.

Yo ya estoy inscrita y os recomiendo que hagáis lo propio. Cualquiera de nuestros hijos puede ser el siguiente.