Un mes para la mujer.
En poco más de un mes hemos celebrado el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia (11 de febrero), el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) y, aunque no específico pero sí muy importante, el Día de la conciliación familiar y laboral (23 de marzo). Todas estas fechas van de la mano por su relevancia en el desarrollo profesional de la mujer y su papel reivindicativo en cuanto a empoderamiento e igualdad de derechos y oportunidades.
El efecto Matilda. 
En este contexto cabe hablar del «Efecto Matilda» como un prejuicio en contra de reconocer los logros de las mujeres científicas, trabajo a menudo atribuído a sus colegas masculinos. Se relaciona con el efecto Mateo, por el cual un científico eminente a menudo obtiene más crédito que un investigador comparativamente desconocido, incluso si su trabajo es compartido o similar. 

El profesor Ben Barres, neurobiólogo de la Escuela de Medicina de la Universidad Stanford que hizo la transición de mujer a hombre, habló acerca de que sus logros científicos se percibieron de manera diferente, según el sexo bajo el cual publicó sus trabajos. 
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Psicología: carrera ¿de mujeres?
A priori .
Cuando, allá por el año 1993 una servidora comenzaba sus estudios en la Facultad de psicología de la Universidad de Valencia no hacía falta dar muchas vueltas para hacer los cálculos: éramos mayoritariamente mujeres. De largo. También las profesoras, aunque ya en el ámbito docente la diferencia era menor.
A lo largo de mis años de estudiante he tenido que escuchar constantemente frases del tipo «es una carrera de mujeres«, infravalorando sus contenidos y una importancia que cada vez más se ha ido demostrando tiene dentro del ámbito de las disciplinas sanitarias.
De hecho, ya antes de tomar la decisión de decantarme por esta formación mis padres, a pesar de haberme dado libertad siempre, la matizaban con la típica apostilla de «Sí, pero…«. Sí pero… porqué no haces empresariales, o sí pero porqué no estudias derecho, si estudias psicología hazlo dentro de la rama de RRHH, área tradicionalmente menos»femenina«… Todo un clamor a los estereotipos y creencias de género…
Carrera de mujeres. 

Actualmente existen unas 12.000 personas estudiando el grado de psicología en alguna de las 52 facultades españolas. De estas aproximadamente un 75% son mujeres (en algunos centros se eleva al 80%).

Carrera de mujeres.

Otro apunte: de 26.879 psicólogos colegiados en España (datos del INE  y COP, 2015) , el 81’7% son mujeres. Sin embargo, una vez que entré en el mundo laboral pude constatar que la realidad fue que los puestos de responsabilidad eran ocupados en mayor medida por hombres. Por ejemplo, a excepción de una Coordinadora (ámbito en servicios sociales), mis superiores (relacionados con el ámbito de mi desempeño, ya no hablo de gerencia) siempre han sido varones. 
¿Carrera de mujeres?

Ahora bien: 

El personal femenino de la administración y servicios en las facultades de psicología se encuentran en un ámbito feminizado y diversificado lleno de desigualdades (administrativas, secretarias, celadoras) al igual que el personal docente e investigador femenino son académicas en un espacio masculino.
¿¿Carrera de mujeres??

Puestos de responsabilidad.  
Cuando hablamos de puestos de máxima responsabilidad dentro del ámbito universitario, el decanato en los departamentos ha dejado de ser territorio masculino. He visto su evolución a lo largo de estos 25 años. No así el rectorado.

Hace unas semanas nos llegaba la noticia de que, por primera vez en sus 520 años de historia y tras 120 hombres ostentando el cargo, la Universidad de Valencia, iba a contar con la primera mujer rectora: Mavi Mestre – procedente de la Facultad de Psicología, que además fue mi profesora de Psicología de la memoria allá por el año 1994-. Con ella son 5 las rectoras en las universidades públicas españolas.
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Fuente: Cadena Ser

En una entrevista concedida al País el 7 de Marzo, Mestre compartía su experiencia durante el proceso de selección y candidatura:
Me decidí a presentarme por el conocimiento que tengo de la universidad, por mi experiencia y porque ese conocimiento y experiencia me dan una idea clara de los retos que tiene que afrontar este campus (…) Sí tengo que decir que no había notado esa sensación de techo de cristal o, en ocasiones de hormigón, hasta la campaña electoral. No lo sentí cuando me presenté a decana [de la Facultad de Psicología de Valencia] y tampoco cuando accedí a la cátedra y competí con otros compañeros y compañeras; pero esta vez si ha habido momentos y comentarios donde me he encontrado con dificultades por ser mujer.(…) Comentarios del estilo: ‘¿Quieres ser rectora por ser mujer?’, a lo que yo respondía: ‘No, pero lo que no quiero es que dejéis de votarme por ser una mujer’. Quiero ser rectora porque soy capaz de desarrollar un programa, porque cuento con un buen equipo, porque tengo experiencia en la universidad y porque me siento capaz de hacerlo. Planteo un programa, una experiencia y un equipo, todo ello liderado por una mujer. Eso no puede ser negativo. También he tenido personas que me han apoyado no por ser mujer solo sino por ser esta mujer, con todo lo que llevo detrás.(…)

Uno de los problemas más comunes para las mujeres en el mundo universitario es el proceso para acreditarse a profesora titular o catedrática. Hay un momento en el que las mujeres nos retrasamos en conseguir la acreditación que en algunos casos coincide con la crianza de los hijos. No se publica de la misma manera ni se investiga igual cuando tienes a tus hijos. Pensamos plantear políticas de igualdad y este será un tema a reivindicar»

¿Y en la investigación? 
Según un estudio realizado en 2014 por la universidad de Deusto para el XI Foro Internacional sobre la evaluación de la calidad de la investigación y la educación superior:

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Concluye que aunque las Investigadoras en el ámbito de la Psicología son predominantes, publican menos artículos científicos y firman en posiciones menos relevantes que los hombres. Además, muestran un patrón de publicación colaborativo frente a los hombres que tienden a publicar en equipos íntegramente masculinos.
Como conclusión, aunque se trata de unos estudios copados mayoritariamente por mujeres llegando a suponer en algunos centros el 80% del alumnado, esta diferencia se reduce considerablemente en el personal docente, más aún en puestos de coordinación y dirección, así como en la investigación, adquiriendo la forma de pirámide invertida.
Por un lado el ciclo vital de la mujer, de aquellas que optan por la maternidad implica un enlentecimiento de este progreso y en cierta media un estancamiento con respecto a compañeros de promoción o de equipos de trabajo; por otro simplemente el hecho de ser mujer para ostentar puestos de responsabilidad tales como el rectorado históricamente copados por hombres.
Por último, dentro del ejercicio de la práctica profesional, aún queda mucho para valorar las competencias profesionales por encima del género, algo que a mí personalmente me ha afectado a la hora de optar a un puesto de trabajo en el que, aún siendo la candidata más válida, se ha primado al hombre por no tener cargas familiares.
Mucho por hacer.
Desde Saludesfera, en colaboración con Tú cuentas mucho (web para pacientes, familiares y amigos de los afectados por alguna enfermedad.de Novartis Farmacéutica S.A.)  nos invitan a compartir este tipo de experiencias y reflexiones  con el hastag #EfectoMatilda. ¿Te unes? Es la mejor manera de seguir visibilizando un problema que, aún en el S.XXI se perpetúa en el tiempo…

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