Mi estado emocional es una ruleta rusa, lo mismo estoy pegando saltos de alegría cantando por los rincones, como estoy con cara desencajada lacrimógena y agobiada hasta el borde del ataque de ansiedad. Esa soy yo.
Optimista, sí, mucho, pero realista, mucho más.
La vida no me lo ha puesto fácil. Supongo que a algunos de nosotros nos toca ir superando pruebas constantemente, para probarnos a nosotros mismos, o porque somos capaces de asumirlo y se nos exige más. No lo sé.
Mis circunstancias familiares y personales son delicadas y complejas, en muchos sentidos. Hay momentos en los que me encuentro bastante perdida y realmente no sé cómo va a solucionarse todo.
Y entonces aparecen ellos, los míos…
Él, mi compañero desde hace 24 años, con ese positivismo abrumador, tratando de racionalizarlo todo, aunque muchas puede llegar a ser tan cuadriculado que me exaspera. Pero me ofrece alternativas, soluciones. Me hace ver que hay maneras, y sobre todo, que siempre, siempre que pasamos un bache, un momento complicado, siempre, nos espera algo mejor. Y es verdad. NO recuerdo un sólo momento en mi vida amargo que no haya sido sucedido por otro lleno de emociones positivas, sorpresas y oportunidades maravillosas.
Siempre tiene razón.
Pero, lo que realmente me hace olvidar esas sensaciones son los momentos que la Triada me regalan. Esas píldoras de felicidad que provocan un cambio de humor en mí tal, que me siento la mujer más poderosa y completa del planeta.
Oirles jugar y reirse en complicidad.
Conversaciones añejas que surgen de cuerpecitos medio fabricar, en las que piensas «si abultan más tus palabras que tú mismo…«, las conversaciones con la mediana con su madurez en plena ebullición, los razonamientos del pequeño que a pesar de volverme loca me acaban sacando primero una sonrisa y después una escandalosa carcajada.
Y sobre todo, una sonrisa de Rodrigo. Una manita que me busca la cara y el pelo. Un rostro que se acerca al mío haciendo el gesto del beso para que me lo coma «a bocaos»
Una mirada picarona que me hace recuperar la esperanza en sus progresos cuando vislumbro esa expresión llena de inteligencia.
A pesar de todo, de todas las dificultades, que son muchísimas.
Hemos tomado una decisión: entregar nuestro tiempo, cada momento por él. Mi marido asegura, que es una opción de vida, y lo asumimos con felicidad, aunque estemos agotados.
NO caben planes, ni planificaciones a medio plazo.
Pero cuando llega él con su única palabra «Pa-pa» y, de verdad, lo que te recorre por el cuerpo compensa absolutamente todas las horas, todo el insomnio, todas las lágrimas, todos los cabreos, todo.
Ver cómo te pide más, cómo sabe que cuanto más trabaja más nos da y más nos entendemos. Es la magia de la estimulación, del buen hacer de los profesionales que nos han acompañado, de su mejora en comprensión.
En días así, en los que el ánimo flaquea, verle reír mientras ve los dibujos con sus hermanos, es un regalo que me pone las pilas, que me hace apreciar cada pequeño gesto, sin necesitar absolutamente nada más, que me muda la expresión y me hace sentir plena.
Y cada uno de nosotros deberíamos aferrarnos a algo así, para no olvidarnos de la importancia de esas pequeñas cosas, que al final son la sal de la vida y las que nos dotan de sentido.
Hola. mucho ánimo y mucha fuerza que los progresos de tu peque valeb todo el trabajo y dedicación que haceis por él. Te entiendo perfectamente y haz caso a tu marido que despues de un momento muy malo y duro siempre nos aparece una luz aunque sea pequeñita que nos anima a seguir… A mi, como a ti, lo que me saca de los bajones son mis hijas y por supuesto mi marido que siempre es positivo y también siempre tiene razón… seguimos en contacto
Tenemos suerte de tener estas anclas a nuestro lado, de lo contrario acabaríamos cayendo en el pesismismo más absoluto. Lo bueno es que cualquier luz, como tú bien dices por pequeña que sea, puede ser toda una inspiración. Eso es lo bueno de apreciar las pequeñas cosas. Un beso!!
Tenemos suerte de tener estas anclas a nuestro lado, de lo contrario acabaríamos cayendo en el pesismismo más absoluto. Lo bueno es que cualquier luz, como tú bien dices por pequeña que sea, puede ser toda una inspiración. Eso es lo bueno de apreciar las pequeñas cosas. Un beso!!
A mi como a ti lo que me hace feliz es verla esforzarse por seguir consiguiendo hacer las cosas pero sobre todo verla sonreír en todo momento. Su sonrisa hace que me olvide de los malos momentos, de los bajones….y también como tu marido soy de las que piensa que si puedes soñarlo puedes lograrlo y que siempre, siempre lo mejor esta por venir. Animo que tu siete lograra un montón de cosas gracias a su esfuerzo y a vuestro apoyo.
Esa sonrisa, de verdad, no se paga con nada. Me podría pasar las horas viéndole reir o buscándome para que le haga gracietas…Con eso ya tengo más que suficiente. Todo lo demás pierde importancia…Un beso muy muy fuerte
Es un post precioso y me siento muy identificado. Aunque el caso de mi hijo es muy diferente del tuyo (y de menor gravedad), yo también sé lo que son las horas de rehabilitación y estimulación, el trabajo en casa, las revisiones médicas… Llega a ser agotador y a veces frustrante, pero luego ves sus pequeños progresos y su gran sonrisa y todo compensa. Como a ti, me hace feliz escuchar a mis hijos jugar y reír juntos y parlotear el uno con sus frases largas "de mayor" y el otro en su lengua ininteligible del que sólo se entiende "mamá". Mucho ánimo!
A mí también me hacen reír mis hijos, aunque hayan crecido siguen sorprendiéndome. Y me pasa como a ti con mi marido, es muy positivo y eso ayuda mucho, cuando llega lo malo tener a alguien que tira es fundamental. Un beso y tienes tres tesoros, hasta me he imaginado el sonido de sus risas al ver las fotos.
Pues la felicidad ajena, querida mía, por ejemplo. Eso es algo que me hace tremendamente feliz. La de mi gente cercana, se entiende, y cuando la comparten conmigo. Ser testigo y partícipe de un acontecimiento alegre, es algo que contagia, irradia, inunda y da sentido a muchas cosas. Y lo bueno es que vienen en momentos, tamaños, formatos, contextos y lugares de cualquier género, índole o lugar, es decir, que puede ser desde lo más gordo y trascendental hasta la chorrada más mundana.
Porque decirte que mis peques, es tirar de tópico redundante; y si ya lo acabas tú de expresar tan bonito y tan bien, ¿para qué me voy a repetir…? 😉
Hola. mucho ánimo y mucha fuerza que los progresos de tu peque valeb todo el trabajo y dedicación que haceis por él. Te entiendo perfectamente y haz caso a tu marido que despues de un momento muy malo y duro siempre nos aparece una luz aunque sea pequeñita que nos anima a seguir… A mi, como a ti, lo que me saca de los bajones son mis hijas y por supuesto mi marido que siempre es positivo y también siempre tiene razón… seguimos en contacto
Tenemos suerte de tener estas anclas a nuestro lado, de lo contrario acabaríamos cayendo en el pesismismo más absoluto. Lo bueno es que cualquier luz, como tú bien dices por pequeña que sea, puede ser toda una inspiración. Eso es lo bueno de apreciar las pequeñas cosas. Un beso!!
Tenemos suerte de tener estas anclas a nuestro lado, de lo contrario acabaríamos cayendo en el pesismismo más absoluto. Lo bueno es que cualquier luz, como tú bien dices por pequeña que sea, puede ser toda una inspiración. Eso es lo bueno de apreciar las pequeñas cosas. Un beso!!
A mi como a ti lo que me hace feliz es verla esforzarse por seguir consiguiendo hacer las cosas pero sobre todo verla sonreír en todo momento. Su sonrisa hace que me olvide de los malos momentos, de los bajones….y también como tu marido soy de las que piensa que si puedes soñarlo puedes lograrlo y que siempre, siempre lo mejor esta por venir.
Animo que tu siete lograra un montón de cosas gracias a su esfuerzo y a vuestro apoyo.
Esa sonrisa, de verdad, no se paga con nada. Me podría pasar las horas viéndole reir o buscándome para que le haga gracietas…Con eso ya tengo más que suficiente. Todo lo demás pierde importancia…Un beso muy muy fuerte
Es un post precioso y me siento muy identificado. Aunque el caso de mi hijo es muy diferente del tuyo (y de menor gravedad), yo también sé lo que son las horas de rehabilitación y estimulación, el trabajo en casa, las revisiones médicas… Llega a ser agotador y a veces frustrante, pero luego ves sus pequeños progresos y su gran sonrisa y todo compensa. Como a ti, me hace feliz escuchar a mis hijos jugar y reír juntos y parlotear el uno con sus frases largas "de mayor" y el otro en su lengua ininteligible del que sólo se entiende "mamá".
Mucho ánimo!
A mí también me hacen reír mis hijos, aunque hayan crecido siguen sorprendiéndome. Y me pasa como a ti con mi marido, es muy positivo y eso ayuda mucho, cuando llega lo malo tener a alguien que tira es fundamental.
Un beso y tienes tres tesoros, hasta me he imaginado el sonido de sus risas al ver las fotos.
Pues la felicidad ajena, querida mía, por ejemplo. Eso es algo que me hace tremendamente feliz. La de mi gente cercana, se entiende, y cuando la comparten conmigo. Ser testigo y partícipe de un acontecimiento alegre, es algo que contagia, irradia, inunda y da sentido a muchas cosas. Y lo bueno es que vienen en momentos, tamaños, formatos, contextos y lugares de cualquier género, índole o lugar, es decir, que puede ser desde lo más gordo y trascendental hasta la chorrada más mundana.
Porque decirte que mis peques, es tirar de tópico redundante; y si ya lo acabas tú de expresar tan bonito y tan bien, ¿para qué me voy a repetir…? 😉
¡Besooooooooooo!