La Navidad se palpa, se huele, se ve, se vive.
A mí me encanta, de hecho es mi momento preferido del año, y con niños pequeños todo se vuelve de un caótico maravilloso, más ahora que ya van teniendo edad de disfrutar y compartir las tradiciones de estos días.
No me importan los interminables días de vacaciones, ahora no. Bueno no demasiado, que cuando llegan las 7 de la tarde ya estoy que me como las bolas del árbol como gesto de inmolación. Pero en general aguanto más, porque tenemos tanto que compartir…
Precisamente en estas fechas es cuando suelen aparecer más testimonios y opiniones en las que se dicen cosas como
– «hay que ser felices porque toca»– «no celebro la Navidad porque no tengo el cuerpo ni el ánimo para estas cosas después de un año horrible»– «estamos pasando por una mala racha y no tenemos qué celebrar..»
Y me embarga una sensación de pena, porque yo me siento TAN FELIZ, con tanta alegría que me encantaría contagiar a esas personas con el espíritu derrotado y decirles que SIEMPRE hay motivos para celebrar.
¿Porque toca? Al margen de la celebración cristiana, yo te digo, ¿y por qué no? ¿Por qué no dejarse llevar? ¿No te mueve ni un poquito ver la ciudad con tantas luces, tan bonita, a los niños entusiasmados?
¿Un mal momento, un mal año?
Pues yo te digo, que encerrándose en el autocompadecimiento y en el sufrimiento no se va a superar. Se necesita dosis de optimismo para remontar tras una mala racha. Y te lo digo con la boca llena porque sé de lo que hablo.
Hace casi ocho años vivía las Navidades con un niño a punto de nacer (un 27 de diciembre), tras haber estado ingresada por amenaza de parto prematuro, en reposo absoluto, con unos dolores indescriptibles, mi padre en la Unidad de reanimación del Hospital General de Alicante debatiéndose entre la vida y la muerte tras un aneurisma aórtico, mi madre a base de pastillas para evitar un infarto, y mi marido recién llegado del Líbano. Y lo celebré.
Celebré la vida que estaba a punto de llegar, que mi pareja había llegado sana y salva tras seis meses, que podíamos estar juntos todos, que si a mi padre le había llegado el momento había que asumirlo y entender que había vivido una vida plena para él.
Me empeñé en celebrar lo que tenía y lo que iba a tener, no pensando en lo que no tenía, lo que había perdido o lo que podía pasar.
Y así ha sido siempre.
Cuatro años después, pasaba la nochebuena en el hospital con mi tercer hijo ingresado por un Citomegalovirus agresivo que no sabíamos que fatales consecuencias iban a tener. Nació un 23 de diciembre. Y sin él lo celebramos. La esperanza de que todo iba a salir bien pese a los pronósticos. La esperanza de estar reunidos todos en cualquier momento. Celebré el recuerdo de aquellos que ya no estaban, mi padre, mis suegros, familiares…y dando gracias ya que podíamos juntarnos para poder recordarlos.
Claro que cada familia y cada situación son especiales, un mundo. Pero, dejarse embargar por algo de espíritu, de positividad, de luz…no puede traer nada malo. Al contrario. Llenarte de energía te impulsa a ver las cosas desde otra perspectiva y a buscar soluciones o alternativas que antes no veías. Momentos de hacer llamadas o de pensar en otros. ¿Y por qué no, insisto?
Hazme caso, que de esto sabemos por esta casa un rato.
Así que déjate llevar un rato por la Navidad, por los anuncios de Freixenet, de la Lotería, del Corte Inglés,…Juega con tus peques si los tienes y si no trata de buscar en tu interior al niño que en algún momento dejaste marchar.
¿Haces este camino conmigo?
Hola! Estoy de acuerdo 100% en que hay que sacar el lado positivo de las cosas porque sino es meterse en un pozo sin fondo y también se de lo que hablo al igual que tu. Este año no ha sido muy bueno , empece en marzo hospitalizada por un brote de mi enfermedad y hasta ahora no he recuperado del todo aunque tengo achaques ,en mayo le dio un ataque al corazón a mi padre y estuvo mal . Aún así lo celebro, es otra Navidad mas y celebrar con lo que estamos juntos y dar gracias por ello.
Besotes
Pues tienes tanto que celebrar Aida, pero tanto…eso es lo que trato de comunicar. Que lejos de todas las cosas que nos pueden pasar, como seres humanos, siempre hay algo positivo, algo bueno que celebrar y a eso hemos de aferrarnos. Un beso enorme
No te imaginas lo que bien que me ha venido leerte, es que ni te lo imaginas. Perdí a mi padre las navidades pasadas, mi madre está con una depresión atroz y mis hijos llevan remal de los abuelo, pero tengo claro que voy a celebrarlo, no como siempre, no sé que haré, pero hay que celebrar todo lo bueno que nos ha dado la vida.
Mi problema es que mi padre el día de Navidad estaba bien, riéndose con mi hijo y dos días después se murió y claro, son cosas que no se asumen tan fácilmente.
Un beso enorme y eres un ejemplo, y te lo digo de verdad.
Uf, entiendo lo que me cuentas y la situación. En días señalados es mucho más difícil y todo se hace cuesta arriba. Hay dos opciones, o mirar atrás o mirar hacia delante, con dos actitudes muy diferentes. Apuesta por mirar adelante sin duda. Sin olvidar a tu padre, claro que no. Pero pensando en todo lo bueno que has vivido este año y en todas las posibilidades que te brinda el que llega. NO es que vayas a montar una fiesta épica, pero sí darte la,oportunidad de vivir estos días en paz contigo misma sin lamentaciones ni tristezas. Un beso y mucha fuerza!!! Un gran beso
Cómo me gusta tu forma de ver la vida!
Ojalá yo pudiese ser así, aunque últimamente cada día tengo más claro que hay que celebrar lo que tenemos y no lamentarnos de lo que ya no tenemos.
Y hay que mirar hacia delante porque su no, te atascas y no sales.
Y además no hay nada más bonito que participar de la alegría que tienen los niños en navidad.
Disfruta mucho, como tu sabes guapa!
Besotes