– Ven cariño que te peine, te voy a hacer las dos coletas que estás muy guapa ¿vale?
– ¡Me encantan mami!
– Ala, ¡ay qué mona estás!
Verano del 2016
– Ven cariño que te peine, te voy a hacer las dos coletas que…
-¡Noooo!¿Dos coletas? Déjame el pelo suelto así, que cortado a trozos…
-…a capas…
– Eso, a capas, me queda muy bien.¿Estoy guapa?
– Si hija, monísima (y mayor)
Sigh
Y es que ni un año. Unos meses han faltado para que mi niña haya experimentado un cambio enorme que me tiene aterrada.
Tan rápido…
Una noche de cena en 2015
– Ya hemos cenado, vamos a dormir por fiiiii papá
– Pero si son las nueve y media hija…
– Tengo sueñooooo!!!
Una noche de cena en 2016
– Vámonos ya, que la fiesta acaba
– ¿Ya?
– Hija, son las 4 de la mañana
– ¡Ay papi que me cortas el rollo!
Verano de 2015.
La casa de la abuela llena de muñecas y juguetes para pasar el verano.
Verano de 2016.
Un par de libros, un estuche y folios.
Verano de 2015.
Enamorada de sus bikinis.
Verano de 2016.
Sólo quiere llevar bañadores.
Verano de 2015.
Cantando la sintonía del verano de Clan en moviola.
Verano de 2016.
Escuchando y bailando el Piki Piki.
Verano de 2015.
Conjuntando su ropa de manera loca e irracional.
Verano de 2016.
Buscando combinaciones de ropa, zapatos y pulseras.
Verano de 2015.
Pidiendo permiso para utilizar dispositivos móviles para jugar a jueguecillos inocentes…
Verano de 2016.
Pidiendo permiso para utilizar el móvil y ponerse los cascos mientras abre Youtube y da instrucciones verbales para buscar videos.
Verano de 2015
-«Papi, venga, baila, menéate!»
Verano de 2016
-«¿Bailo contigo?»
-«¡No, yo sola, quita quita!»
Siete años y mes y medio…y el cambio ha comenzado.
Se va evaporando la niña a medida que pasan los días.
Siempre lo hemos dicho «Es que las niñas maduran antes», pero cuando lo ves ante tus ojos no quieres creerlo.
No quieres que pase, ¿o sí?
Por un lado una mezcla de tristeza por lo que se va.
Por otro emoción ante su nueva forma de pensar y entender el mundo.
Hay momentos en los que me mira, me atraviesa y sigo viendo ese bebé generoso, esa niña risueña y cariñosa.
Pero hay otros en los que se vislumbra la futura preadolescente rebelde, contestona, con pensamiento propio, a veces enfadada con el mundo, haciéndome un pulso y desafiándome.
Y siento vértigo.
De momento, quiero abrazarla fuerte, hacerle cosquillas, tumbarme a su lado, disfrutar de sus conversaciones con su pijama de gatitos mientras me aferro a esos momentos que cada vez serán menos, mientras vemos esos dibujos que ya le aburren pero que compartimos durante un rato en el que se para el tiempo.
Nos pasamos la vida queriendo que crezcan para quitarnos un poco de peso y cuando empiezan a crecer se nos cae el mundo encima. Qué dificil es. Ánimo preciosa.
Muy rápido y da mucho vértigo, como dices, porque intuimos lo que se avecina… Ay… Hay que disfrutar de los peques que nos quedan, que estos van de cabeza a la horripreadolescencia. Un besote
Nos pasamos la vida queriendo que crezcan para quitarnos un poco de peso y cuando empiezan a crecer se nos cae el mundo encima.
Qué dificil es.
Ánimo preciosa.
Muy rápido y da mucho vértigo, como dices, porque intuimos lo que se avecina… Ay… Hay que disfrutar de los peques que nos quedan, que estos van de cabeza a la horripreadolescencia. Un besote
vaya que velocidad…si que da vértigo si. Preciosa la foto, a disfrutar de esos momentos, ya vendrán otros. Un abrazo
Ni que lo digas!!! 🙂