Uno de los diagnósticos que sí tenemos claros de Rodrigo, aunque nos ha llevado años conseguirlo, ha sido la confirmación de un Trastorno del Espectro Autista Grado III.

Cuando hablamos de estos temas a veces se nos olvida que no todo el mundo sabe a qué nos referimos, es cierto. Estamos tan acostumbrados a indagar, a estudiar que incorporamos a nuestro día a día definiciones, sintomatología que no siempre tiene una terminología comprensible o simplemente no es entendible sin una explicación.

Hoy quiero explicaros de dónde viene esa clasificación y dónde encontrar esa información para ampliarla o tenerla a vuestra disposición…

DSM-V

El DSM es el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentalesDiagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders), editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA). Actualmente va por la quinta edición, contando además con revisiones de la III y la IV.

Pese a ser un manual con una finalidad investigadora, lo cierto es que su uso se ha extendido más allá de los profesionales de la salud y también lo utilizan profesionales de la educación y otros ámbitos dado que es un manual que utiliza un lenguaje común.

Este Manual se desarrolla a partir del consenso de un grupo de expertos y recoge una serie de criterios diagnósticos que definen y describen los trastornos mentales basándose en la experiencia clínica y comprobados mediante estudios de campo.

Evolución del Autismo en el DSM

DSM-I (1952) y DSM-II (1968): no había una definición como tal, y solo se recogían comportamientos asociados. Estos estaban incluídos dentro de la esquizofrenia..

DSM-III (1980): incluyó el autismo infantil.

DSM-III-R  (1987): mantuvo la categoría de trastornos generalizados del desarrollo, pero suprimió el término de
autismo infantil de este grupo, reemplazándolo por el de trastorno autista, debido a la consideración de que los síntomas continuaban aún en la etapa adulta.

DSM-IV  (1994) y el DSM-IV-R (2000): los Trastornos Generalizados del Desarrollo se agrupaban dentro de los “Trastornos de Inicio en la Infancia, la Niñez o la Adolescencia” y definieron al autismo bajo tres categorías diagnósticas: alteración en la interacción social; en la comunicación y patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados. Se introdujeron las categorías de «Asperger» y el «TGD no Especificado»- que supusieron el reconocimiento de  diferentes niveles de inteligencia  en el marco del autismo.  En total el DSM IV recogía los diagnósticos de Trastorno desintegrativo de la infancia, Enfermedad de Rett, Trastorno generalizado del desarrollo no especificado, Síndrome de Asperger y Trastorno Autista.

DSM-V: reduce el número de diagnósticos, englobándolos todos dentro de Trastornos del Espectro del Autismo que se englobará en una nueva categoría denominada “Trastornos del Neurodesarrollo”. Esta categoría también incluye, además del Trastorno de Espectro del Autismo, los siguientes trastornos: del desarrollo intelectual, de la comunicación, de aprendizaje, motores y el déficit de atención con hiperactividad.

Así, aquellas personas que estén diagnosticadas con trastorno autista, síndrome de Asperger o TGD no Especificado deben recibir el diagnóstico de TEA.  Y que aquellos individuos que presenten déficits importantes en la comunicación social pero que no cumplan el resto de criterios de TEA serán incluídos en otra categoría denominada «Trastorno de la Comunicación Social».

DSM-5: criterios diagnósticos del TEA en el DSM5 

A. Déficits persistentes en la comunicación y en la interacción social en diveros contextos, manifestado por todos los siguientes síntomas, actualmente o por los antecedentes:

  1. Dificultades en reciprocidad socio-emocional; varían, por ejemplo, desde un acercamiento social anormal y fracaso de la conversación normal en ambos sentidos, pasando por la disminución en intereses, emociones o afectos compartidos, hasta el fracaso en iniciar o responder a interacciones sociales.
  2. Déficits en conductas comunicativas no verbales utilizadas en la interacción social; varían, por ejemplo, desde una comunicación verbal o no verbal poco integrada, pasando por anomalías del contacto visual y del lenguaje corporal o déficits de la comprensión y el uso de gestos, hasta una falta total de expresión facial y de comunicación no verbal.
  3. Dificultades para desarrollar, mantener y comprender las relación. Estas dificultades varían, por ejemplo, desde las dificultades para ajustar el comportamiento en diversos contextos sociales, pasando por dificultades para compartir juegos imaginativos o para hacer amigos, hasta la ausencia de interés por otras personas.

B. Patrones repetitivos y restringidos de conducta, actividades e intereses, que se manifiestan en, al menos dos de los siguientes síntomas (actualmente o por los antecedentes)

  1. Movimientos, utilización de objetos o hablar estereotipados o repetitivos (por. ej. estereotipias motoras simples, alineación de los juguetes o cambio de lugar de los objetos, ecolalia, frases idiosincrásicas).
  2. Adherencia excesiva a rutinas, patrones de comportamiento verbal y no verbal ritualizado o resistencia excesiva a los cambios (ejs., gran angustia frente a cambios pequeños, dificultades con las transiciones, patrones de pensamiento rígidos, rituales de saludo, necesidad de tomar el mismo camino o de comer los mismos alimentos cada día)
  3. Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en cuanto a su intensidad o foco de interés (ejs., fuerte apego o preocupación por objetos inusuales, intereses excesivamente circunscritos o perseverantes)
  4. Hiper- o hipo-reactividad a los estímulos sensoriales o interés inusual en aspectos sensoriales del entorno (ej., indiferencia aparente al dolor/temperatura, respuesta adversa a sonidos o texturas específicas, oler o tocar objetos en exceso, fascinación visual por las luces u objetos que giran).

C. Los síntomas deben estar presentes en la infancia temprana (aunque pueden no manifestarse plenamente hasta que las demandas del entorno excedan las capacidades del niño o pueden estar anmascarados por estrategias aprendidas en fases posteriores de la vida).

D. El conjunto de los síntomas limitan y alteran el funcionamiento diario.

E. Estas alteraciones no se explican mejor por la discapacidad intelectual o por el retraso global del desarrollo. La discapacidad intelectual y el trastorno del espectro autista con frecuencia coinciden; para hacer diagnósticos de comorbilidades de un TEA y discapacidad intelectual, la comunicación social ha de estar por debajo de lo previsto para el nivel general de desarrollo.

Deben cumplirse los criterios A, B, C, D y E.

ESPECIFICAR SI….

  • Existe discapacidad intelectual o no.
  • Si hay alteraciones o retraso en el desarrollo del lenguaje.
  • Si está asociado a una afección médica o genética, o a un factor ambiental conocidos.
  • Si está asociado a un trastorno del neurodesarrollo, mental o del comportamiento.
  • Si está asociado con catatonía.

Respecto a la severidad, se describen tres niveles que se refieren al grado de ayuda necesaria para cada uno de los dominios:

Nivel 1: necesita ayuda
Nivel 2: necesita ayuda notable
Nivel 3: necesita ayuda muy notable

NIvel severidad autismo DSM-V

http://espectroautista.info/dsm5.html

 

Rodrigo está en el Nivel 3.

En fin, que espero que no sea muy complejo.

Hay mucha controversia y disparidad de opiniones respecto a las modificaciones realizadas, con críticas constantes.  Además es un manual que no deja de actualizarse. Pero hoy por hoy es la referencia  para la práctica diagnóstica, la formación de nuevos profesionales y  la investigación aplicada entre otros.

 

 

 

 

 

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