03/02/15. El Mundo. «La primera modelo con Síndrome de Down en la semana de la moda de New York»
11/02/15. ABC. «La firma Silbón lanza su campaña con el primer modelo Síndrome de Down»

 
   

   En los últimos días, estas noticias han inundado mi perfil de twitter: personas con Sídrome de Down rompiendo moldes en el mundo de la belleza, destacando y demostrando que, el concepto de «todos somos iguales» está un poquito más cerca de ser una realidad.

   Gracias a determinadas firmas, «el concepto de igualdad comienza a primar sobre la estética tradicional» (fuente: elmundo.es 03/02). Aunque, evidentemente, hay toda una estrategia de marketing detrás, se vislumbra un objetivo social: hacer visibles a los que normalmente son olvidados, y llevar más allá el concepto de belleza.

   Yo, particularmente, estoy encantada con estas iniciativas, un paso adelante en la inclusión real, en la oportunidad dada y en el reconocimiento a estos chic@s que, probablemente, hayan sufrido sangre para preparar desfiles y sesiones, y hayan trabajado diez veces más que sus compañeros, porque eso es lo que las personas con capacidades diferentes han de hacer, esfuerzos extraordinarios para alcanzar estándares normalizados. Un afán de superación que me hace quitarme el sombrero y que vivo de primera mano cada día con mi hijo.

   Con un esfuerzo contínuo y muchísima estimulación desde bien temprano, pueden lograrse grandes avances sociales, comunicativos, físicos e intelectuales.

   Y con cariño, mucho cariño, como ha demostrado el australiano Samuel Forrest cuya historia se hacía pública días atrás y me desgarraba por dentro, al saber que este padre había tenido que elegir entre su mujer y su hijo Leo nacido con Síndrome de Down (rechazado por la primera). Más allá de mi comprensión como madre, este hombre se ha convertido en mi nuevo HÉROE, que, con ese gran gesto de amor ha contribuido a hacer el mundo un poco mejor para ese niño, anteponiendo su vida y su bienestar ante todo.

   Me quedo con las palabras dedicadas a su hijo «es perfecto ante mis ojos».

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