Insomnio-dormir-madre bloguera-blog-Morfeo-Murphy

   En serio, acabo de darme cuenta de que sobro en mi casa.

  Debo emanar algún tipo de energía negativa, un aura oscura, alguna especie de mala influencia subconsciente, ¡qué se yo!
   Porque sino, NO LO ENTIENDO.
   A ver, ocho años de madrugones increíbles e indecentes, de…

   «Mamááááááááá…¿Ya es de día?»
   «No hija, no, a las 4’30 de la madrugada NO es de día»

   «Mamáááááááá…agua»
   «Mamáááááááá…voy a hacer pis»
 «Mamáááááááá…abre la puerta que no veo la oscuridad»
   «Mamáááááááá…tápame»
   «Mamáááááááá…»
   «Díselo a tu padre»
   «Papááááááááá…»
   «Zzzzzz….grfrfrgrfgrf…zzzzz»
   «Mamáááááááá…que papá no se entera»

    Ocho años con un niño con problemas de sueño, que, pobrecito mío, qué le vamos a hacer, y de dos elementos que se contagiaron de esa disfunción y no hubo manera de encarrilar patrones nocturnos.
     Y así. Ocho años.

   Entonces llego yo, paso dos noches fuera de casa. Dos noches echándolos de menos. Esperando escuchar de un momento a otro sus risas, sus pasos, esperando ver sus caras al otro lado de la puerta (las madres somos así al final…)
   Y mientras, ellos, duermen a pierna suelta, del tirón, como campeones.

   He de hacer un inciso porque dormir como campeones puede variar su significado según el contexto. Es una medida cuantificadora muy relativa. Porque, si bien en algunos hogares decentes, dormir bien es levantarse a las 9 de la mañana (algo que me parece sacrílego, increíble, impensable, y toda una ofensa a mi ser), en la familia de una servidora adquiere otra connotación. .
   En un hogar, en el que parece que vivimos en otro huso horario, dormir a pierna suelta es todo lo que supere las 6 de la mañana
   Las 6 y media es dormir súper-bien.
   Las 7 supone la piltrada del siglo.
  Y ya, todo lo que rebase esa hora es directamente un milagro con implicación directa divina.

   Entonces va y el milagro se cumple cuando no estoy.
   ¿¿POR QUÉÉÉ??
   Porque sé, positivamente, que mañana no sucederá, lo que me hace sospechar de mi esposo:

   -¿Utiliza algún tipo de disciplina militar súper secreta?
   – ¿Técnica pedagógica innovadora mega supernanny?
   -¿Somníferos?
   – ¿Miente sin pudor?
   -¿Están tan cansados de llorar mi ausencia que al final caen rendidos?

   Así que, llegados a este punto, me debato entre el cabreo conmigo misma y mi mala energía cósmica y las ganas de llorar por la impotencia.
   También con un poco de rabia enfurecida que me lleva a querer darle una colleja a mi respectivo por suertudo.
   ¿Qué debo hacer?
   ¿Por qué Morfeo?
   Ahora va a resultar que la culpa de que no duerman es mía.
   Así que acepto consejos. Todos.
   PD: cuando edito esto, al día siguiente doy fe: el mayor a las 4 y los otros dos a las 5’30. Lo que viene a ser una profecía autocumplida.
  

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