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Fuente: vinividivinvi

No es habitual que publique en domingo, pero hay ocasiones en las que sientes la necesidad de hacerlo, como hoy, tras una noticia que volvía a indignarme y removerme por dentro.
¿Recordáis que hace unos meses denunciaba por aquí cómo se habían unido unos padres para echar de dos colegios a niños con necesidades educativas especiales? Echar, sí, por desconocimiento, miedo, todo antes que el diálogo y la propuesta de soluciones.

En fin.
Pues ayer leía la segunda parte de este desafortunado incidente que, si pensábamos que no podía empeorar, nos equivocábamos.
La situación había quedado de manera que, en el caso de una de las familias al final se retractaron, y el niño se reintegró en el aula. 
En el otro caso la niña de 11 años -con un trastorno del espectro autista- tuvo que mudarse y cambiar de centro, pero hoy por hoy permanece sin escolarizar.
Debido a las secuelas psicológicas, los médicos recomendaron la escolarización domiciliaria, pero la Junta de Andalucía la ha rechazado primero, indicando que no han entregado el informe médico correspondiente, aunque  los padres afirman que lo han entregado (no uno, sino dos informes) hasta en cuatro ocasiones y los rechazan por cuestiones burocráticas, y segundo porque es un recurso para niños enfermos y ella no lo está. Además, afirman que en el colegio existe un monitor esperando a la niña para hacerle de apoyo.
Los padres alegan que nadie del centro ha ido a evaluar a la niña, ya que para poder acudir a un aula de integración y ver los recursos disponibles deben hacer una valoración y conocerlos previamente.
El AMPA respalda a la familia mediante un comunicado en el que exponen que no existe dicho monitor, que el centro no está preparado, que los niños de ese aula no están bien atendidos y que faltan recursos.
Y de nuevo nos encontramos con un pulso entre familias, comunidad educativa y administración.
Yo me pierdo un poco en esta lucha.
Porque digo yo, ¿qué ganan esos padres, que ya han tenido que cambiar de centro, sufrir las consecuencias, emprender un calvario de evaluaciones psicológicas y psiquiátricas negándose a escolarizar sin fundamento? ¿O no?
¿Y la consejería de educación, vive en otro hemisferio?¿En otra realidad? Porque me da la impresión de que no se entera mucho de nada.
No quiero entrar a hacer más valoraciones porque acabaría calentándome y hay que conocer la noticia de primera mano para saber qué ha sucedido en realidad.
La cuestión es que, como la niña no acude, la han SUSPENDIDO de todas las asignaturas, un punto amargo más para esos padres que llevan un año esperando a darle una educación digna (no elitista, sólo digna y adecuada) a una niña con unas más que evidentes carencias y necesidades.
En fin, leed la noticia original en este enlace y juzgad vosotros mismos.
Yo, hay días en los que no salgo de mi asombro.
Y así, a lo tonto, un año sin acudir a clase y sin recibir los apoyos tan necesarios, porque al final, la perjudicada, es y será sólo ella.

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