Una de las rutinas que más nos ha costado instaurar en casa ha sido la higiene bucal, pero con tiempo y paciencia se ha conseguido, más o menos. Incluso Rodrigo, con la inestimable ayuda y enorme trabajo de sus profesionales, consigue dejarse -más o menos- cada vez con menor resistencia. Y es que la salud dental es un tema que nos importa, y mucho.

Nuestros dientes son diferentes a casi todas las demás partes de nuestro cuerpo. A diferencia de nuestros otros órganos, no crecen, se regeneran ni se reparan por sí mismos, lo que significa que debemos cuidarlos muy bien. Pero ese cuidado no debe comenzar en la edad adulta, cuando sus dientes han comenzado a deteriorarse. Una buena higiene bucal debe comenzar temprano, brindándole la base sólida que necesita para tener dientes sanos.

Hoy, os traigo algunos consejos excelentes para ayudar a mantener los dientes de vuestros hijos limpios y saludables durante los próximos años.

Comienza los buenos hábitos temprano

No tienes que esperar hasta que su bebé tenga dientes para comenzar una buena higiene bucal. Mientras tu bebé está creciendo, es una buena idea limpiarle suavemente las encías y los primeros dientes después de cada alimentación, para que ningún azúcar o bacteria pueda adherirse a ellos y comenzar a causar caries, tal y como recomiendan los expertos de Implantdent. Puedes hacer esto con una gasa empapada en agua o con un paño limpio y húmedo. Evita frotar; en su lugar, utiliza un movimiento suave de limpieza.

 

Cepíllale con cuidado

Cuando le salgan los dientes a su bebé, no te olvides de ellos, aunque sean dientes de leche. Una vez que hayan desaparecido los peores dolores de la dentición, comienza a cepillarlos suavemente con un cepillo de dientes pequeño de cerdas suaves con una pequeña cantidad de pasta de dientes. Ten cuidado de no irritar las encías ni ejercer demasiada presión sobre los dientes; solo un ligero movimiento de cepillado será más que suficiente para proteger y limpiar sus dientes durante este delicado momento.

 

Enseña a tus hijos

En algún momento, tu hijo deberá aprender a cepillarse los dientes, en lugar de hacerlo tú por él. Puedes comenzar a enseñarle a cepillarse los dientes por sí mismo a partir de los tres años, usando una pequeña cantidad de pasta de dientes y un cepillo de cerdas suaves. Enséñale a tu hijo mostrándole los movimientos, cepillándole los dientes suavemente y luego haciendo que repita lo que hiciste. Modelar la técnica correcta es importante, ya que esta es la técnica que usará tu hijo por el resto de su vida. Alrededor de los seis años su hijo desarrollará la destreza para manejar el cepillado por sí mismo.

 

Lucha contra las caries del biberón

No permitas que tu hijo se duerma con un chupete o un biberón llenos de otra cosa que no sea agua. Cuando los dientes se exponen con frecuencia a líquidos que contienen azúcar (incluida la leche materna y la fórmula) durante períodos prolongados, el potencial de caries aumenta drásticamente.

 

Evita el exceso de azúcar

¿Sabías que la saliva tarda un mínimo de 30 minutos en neutralizar la acidez y las bacterias provocadas por los azúcares? Eso es al menos 30 minutos de azúcar adherida a sus dientes y carcomiendo el esmalte. Por lo tanto, si permites que tu hijo coma un dulce cada hora, su boca siempre estará ácida, lo que aumenta en gran medida las posibilidades de que se desarrollen caries.

 

Haz que los dentistas formen parte de la rutina

Los viajes al dentista deben formar parte de la rutina de salud dental de su hijo desde una edad temprana. Primero deben acudir a un dentista alrededor de su primer año y, después de eso, regularmente. Esto ayudará a detectar caries y enseñará las técnicas adecuadas para el cuidado de los dientes, así como identificar posibles signos de problemas de desarrollo en tu hijo. Esto significa que podrás detectar y tratar los problemas rápidamente, además de hacer que tu hijo se sienta cómodo con el dentista en el futuro.

 

Mantener la calma

Muchos adultos tienen problemas para ir al dentista. Desde el miedo al dolor hasta la ansiedad generalizada alrededor de los dentistas y sus consultorios, las emociones pueden aumentar cuando llega el momento del chequeo dental anual. Pero no importa cómo te sientas, debes intentar no proyectar esos sentimientos de ansiedad en tu hijo. Tus ansiedades pueden hacer que ellos también se sientan ansiosos, y eso hará que en el futuro sea mucho más difícil recibir tratamiento dental para ellos. En su lugar, anima a tu hijo a hablar sobre los miedos que tenga sobre el dentista y evita usar palabras como «dolor” cuando hables del dentista.

 

Tu hogar a prueba de niños

Los viajes al dentista no son solo para el chequeo anual. De hecho, la investigación ha demostrado que los niños menores de 7 años sufren más de la mitad de las lesiones dentales en los dientes de leche mientras juegan en casa, cerca de los muebles. Hacer tu casa a prueba de niños puede ayudar a evitar algunas de estas lesiones más graves y dolorosas (que pueden provocar deformaciones si no se tratan).

 

¿Cómo gestionáis la higiene bucal de vuestros peques?

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